miércoles, abril 28, 2010

Stanislav K. Neumann

Presentación
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Stanislav Kostka Neumann nació en Praga en 1875 y vivió hasta 1947, es decir, hasta unos meses antes que ocurriera el golpe que instauraría el régimen comunista en febrero de 1948. En todo ese tiempo fue poeta, ensayista, fundó revistas, fue anarquista en su juventud -lo que le concedió experimentar la carcel en época del imperio Austro-Hungaro-, se afilió al Partido Comunista, distanciandose en 1929 (junto a otros pocos intelectuales) por el acercamiento de éste al stalinismo, volviendo a él un tiempo más tarde. En comunión con sus creencias políticas defendió la literatura proletaria y, más tarde, el realismo socialista, quedando relacionada, gran parte de su obra, a tales mandatos. En su juventud, y también en concordancia con sus ideas políticas, había resaltado al individuo en confrontación con el mundo. Los títulos más destacados de su obra tal vez sean Libro de juventud y porfía (donde reúne sus primeros cinco libros de poemas), Cantos rojos y Sonata de la vida horizontal (ambas, obras íntimamente relacionadas a sus creencias políticas y que dan muestra de la vinculación que para el autor existía entre unas y otra). El libro de los bosques, aguas y laderas que junto a Cantos nuevos, muestran una faceta mucho más lírica y pura, siendo los que finalmente lo convertirían en un clásico de la poesía checa del siglo XX.
Acorde a sus títulos, el primero canta a la imponente naturaleza de Moravia; el segundo -aproximándose al futurísmo- "a los objetos más triviales de la civilización moderna (los hilos del telégrafo, los farolillos de los burdeles, etc)" tal como describe el eslavista español Alejandro Hermida de Blas.
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Pero además de su valor intrínsico como poeta y literato, la figura de Stanislav K. Neumann adquiere valor por su activismo en la difusión de la cultura checa, y, en especial, por su colaboración con los jóvenes poetas surgentes que luego conformarían el poetísmo checo. De esta manera sería una factor determinante en los primeros pasos del futuro nobel Jaroslav Seifert, según él mismo nos narra en su memorias Toda la belleza del mundo:

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"En el comienzo de los años veinte, cuando ya me había despedido para siempre de la
idea de que, como estudiatne externo, llegaría a acabar el bachillerato -por cierto que todavía me acosa la pesadilla de que aún me epsera el horrible examen-, S.K. Neumann me preguntó, con tono amistoso en el que no dejé de notar un poco de severidad, cómo imaginaba mi futura existencia. Esta pregunta me sorprendió un poco, viniendo de Neumann, pero no tanto como para desconcertarme.
Escribiré poesía.
Neumann sonrió, me echó un brazo sobre los hombres y nos fuimos a tomar una cerveza. Al cabo de una semana, me encontró un empleo en una editorial comunista de Praga. (...).
Neumann venía a menudo a la editorial. A veces le pedía al jefe que me diera permiso para salir y nos íbamos a tomar unas copitas de vino. Bebiendo, hacíamos proyectos o dirigíamos la revista Reflektor. Neumann llevaba en la cartera toda la redacción. En una de estas reuniones, me preguntó cuántos poemas había escrito hasta entonces. Que lo mirara en casa. Aquella misma noche ordené todos mis manuscritos y al dia siguiente se los llevé.
Neumann me ordenó los manuscritos de una manera diferente, expresó que estaba de acuerdo con el título y me recomendó que me los hiciera pasar a máquina y que diera una copia a la editorial y otra a Teige; él seguramente me dibujaría la portada y el frontispicio. (...). Al cabo de un mes encontré sobre mi
escritorio las pruebas de imprenta. Escribí en ellas una dedicatoria a Neumann y un mes después el libro estaba hecho.
Trajeron los ejemplares en una gran caja y, cuando el empleado se puso a abrir la tapa estaba excitadísimo.
El primer ejemplar se lo dediqué a mi futura mujer, el segundo a Neumann, y el tercero me lo metí en el bolsillo. Vi a Neumann al dia siguiente. Hojeó rápidamente el libro y cuando leyó la dedicatoria, para mi sorpresa, me miró con un gesto de reproche. Guardó el libro en la cartera y me dijo:
-Recuerde que un poema no es ningun acontecimiento y el primer libro, como la primera golondrina, todavía no hace un poeta."
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Pero además sería el mismo Neumann quien presentara a Seifert a Karel Teige, de alguna manera la voz cantante de Devetsil: "Aquí tienes a uno más. Todavía no es nada, pero seguramente será un poeta lírico. Ocúpate de él y ya veremos. Tengo aqui algo suyo y no está mal del todo." En otras páginas de las memorias de Seifert volverá a aparecer la figura de Neumann, ya sea por su trabajo difundiendo la obra de los nuevos poetas, ya sea polemizando con ellos; incluyendo, por supuestos, a sus cercanos Teige y a Jaroslav Seifert mismo.